La Ciudad

Mar del Plata insólita: La sorprendente polémica por los dos monumentos a San Martín

Hace poco más de medio siglo, Mar del Plata vivió una de las polémicas más insólitas de su historia. Cuando un comisionado municipal intentó sacar de Luro y Mitre el monumento a San Martín.

Por Gustavo Visciarelli

En 1969 el monumento a San Martín de Luro y Mitre vivió momentos de zozobra: la Municipalidad intentó trasladarlo al parque homónimo, frente al mar. Y eso no es todo: también fue comprada la estatua ecuestre que hoy vemos en el Parque San Martín. El propósito era instalarla en Mitre entre Luro y 25 de Mayo, con el consecuente corte de esa arteria céntrica y la construcción de un fastuoso pedestal. Tal proyecto fue impulsado por el coronel Pedro Martí Garro, intendente de facto durante el gobierno del general Juan Carlos Onganía.

Las crónicas de la época ofrecen una explicación pasmosa. La estatua de Luis Perlotti, inaugurada en 1956, muestra un San Martín anciano, melancólico en su exilio y -lo que “era peor”- vestido de civil. Su traslado permitiría reemplazarlo por un San Martín heroico y uniformado.

Un detalle nos ayudará a entender el resto de la historia. En numerosas ciudades del país se repite la estatua ecuestre que hoy tenemos en el Parque San Martín. Se trata de un modelo clásico que nació en 1860, cuando el gobierno municipal de Santiago de Chile contrató al escultor francés Luis Daumas para dedicarle un monumento a nuestro Padre de la Patria. Argentina aún no había homenajeado al prócer de esa manera y el gobierno, en franca competencia, corrió tras el mismo escultor. La obra, con algunos detalles que la diferencian de la chilena, se encuentra en la porteña Plaza San Martín y sus réplicas en casi todo el país.

Volvamos a Mar del Plata. En 1969 la Municipalidad adquirió una copia de la estatua ecuestre y llamó a licitación para construir en Mitre entre Luro y 25 de Mayo el emplazamiento del nuevo monumento con un presupuesto de casi 20 millones de pesos, y el 3 de febrero se realizó la apertura de sobres con cuatro propuestas y una sorprendente impugnación.

Pocos días antes –el 25 de enero- el escultor Luis Perlotti había muerto en un accidente de tránsito en Punta del Este y su viuda, Filomena Blanco, fue quien impugnó la licitación con el patrocinio del abogado Hilario de Pablo.

Uno de los argumentos fue que el municipio no podía erigir monumentos a figuras de representación nacional sin autorización del Ministerio de Gobierno. A lo que se sumó que los costos se elevarían “a los 40 millones de pesos teniendo en cuenta los tres millones pagados por la Comuna por el bronce de la figura ecuestre y los 15 millones por el traslado de la obra de Perlotti”, sostuvo De Pablo.

El abogado también remarcó que la estatua ecuestre “es una réplica del francés Daumas que representa a San Martín con uniforme más bien francés, con botones e insignias francesas y montando un caballo árabe”. Y añadió que el Municipio se la compró “a una fundición de la Chacarita, siendo que el modelo no es propiedad de esa fundición sino del Instituto Sanmartiniano”.

Las crónicas periodísticas de esos días no detallan en que momento se decidió detener el proyecto, pero es claro que la impugnación tuvo mucho que ver con ese desenlace. Lo cierto es que San Martín, anciano, digno y con ropa de calle, sigue en su pedestal, mientras que al ecuestre se le asignó un sitio en el parque. Las fotos nos muestran su emplazamiento en 1972, un año después que el coronel Martí Garro cesara en sus funciones.

*Nota publicada originalmente en 2020 y reeditada para la sección Hemeroteca de La Capital.

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